Autor: José Manuel Jiménez
El origen de Hoyos del Espino es incierto como todos los de los pueblos vecinos, pero el error en cuanto a establecer su origen, hoy puede pensarse insignificante.
La tradición oral relata:
Hubo un tiempo en que desde Navacepeda a Hoyocasero, no había pueblo alguno en esta sierra.
Dentro de esa imprecisión se piensa que Navacepeda y Hoyocasero pudieron surgir en los años del siglo IX y la primera mitad del siglo X. Hoyos ya existía en el siglo XII, “entre el paréntesis de esas dos fechas queda aprisionada, con mas o menos holgura, la efeméride de su fundación”.
Así lo relata el párroco Castell, en el citado libro "Los Milagros de Nuestra Señora del Espino", pero antes de esos siglos, es aún más difícil encontrar vestigios de los primeros pobladores.
Todo el Alto Gredos en sus orígenes y en cuanto a sus pobladores es escaso en restos históricos, quizá para los investigadores de la historia es más fácil buscar en asentamientos más claros y ricos que en zonas como las del Alto Gredos muy duras para vivir en ellas en aquellos inviernos que cubrian toda la sierra con un manto de nieve que hacia imposible la permanencia del hombre por estas tierras.
Quizá los Celtas, en concreto los Vetones, fueron los primeros pastores que utilizaron los pastos del pueblo aunque solo fuera en primavera y verano, eludiendo el crudo invierno.
Esos primeros pastores seguramente comenzaron a marcar las primeras pautas de lo que hoy conocemos como Trashumancia, venían en primavera y se iban en otoño, siendo sus habitáculos pequeños chozos cubiertos por el abundante piorno que evidentemente con el tiempo han desaparecido o se han transformado en nuevas construcciones puesto que para su actividad no necesitaban más.
Hoy presumen los de Hoyos, no sin razón, que la carne de su ganado vacuno, la raza Avileña, es una de las mejores de las carnes que consume el hombre, y ¿por qué?, sus ganaderos no son ni mejores ni peores que otros ganaderos, no tienen un secreto especial, pero cuentan con unos pastos excelentes, con un agua limpia y clara y con un entorno , sano y benigno, sin contaminación de ningún tipo. Era pues para esos primeros pastores celtas un sitio privilegiado como lo es hoy, para desarrollar su principal actividad, el pastoreo o la ganadería.
Es sabido que el verdugo aniquilador y destructor de los Celtas fueron los romanos, que lejos de ubicarse en España como los Vetones que tenían una razón poderosa para asentarse en lugares como Hoyos del Espino, por sus pastos y bosques donde además se encontraba un animal muy emblemático para la cultura Celta, el jabalí, lo hicieran por otros motivos menos altruistas. Se puede pensar que al no existir en estas tierras minas que explotar, grandes extensiones de cereales, viñedos, etc., etc., productos que pudieran interesar al imperio romano, los mismos no tuvieran interés por la zona, pero llegar llegaron, no olvidemos las calzadas romana cercanas a Hoyos del Espino, como la del Puerto del Pico, o los puentes romanos, y quizá también pasaron por Hoyos al ser este un lugar de paso, puesto que los romanos no cruzaron solo la sierra de Gredos transversalmente, sino también longitudinalmente siguiendo el curso del río Tormes.
Conocí no hace mucho a un paisano en Hoyos al que todos llamábamos cariñosamente “Pepito”. Falleció por lo relativo del vivir, pero vivió mas que otros entre otras muchas cosas y por su carácter aventurero buscando vestigios de asentamientos posibles de los primeros colonizadores de Hoyos del Espino. Él mantenía que camino de la Covacha había dos montículos que pudieron pertenecer a hornos para la realizacion de tejas por los moros que sin lugar a dudas mantuvieron esa actividad en esta localidad. El como otros vecinos buscó y al menos encontró retejos de aquel entonces.
“Pepito” fue sin duda un visionario en su epoca; hizo un museo en su casa, que hoy, si existiera, sería motivo de consulta para historiadores o personas que como él, gustaran de contemplar utensilios de otras epocas para asi mejor saber de donde venimos.
Al igual que los pueblos vecinos, Hoyos del Espino queda afectado tangencialmente en las primeras campañas de los caudillos árabes, podríamos pensar que fueron los beréberes, nómadas y ganaderos también como los vetones, aunque en esto hay discrepancias entre los historiadores, pero fuera como fuese, los árabes atraviesan la sierra, dado que en el año 712 destruyen Ávila, no podemos olvidar que estamos en una de las fronteras que en esa época dividía el mundo árabe del mundo cristiano en la península.
Los ganaderos de esa civilización árabe se adaptan al sistema preexistente, mejorándolo con la introducción del ganado ovino y ayudando a generalizar la trashumancia que hoy todavía se practica.
Pero siguiendo con el relato del párroco Manuel Castel,
En el camino que va de los Hoyos a Piedrahita, y en su ultimo tramo, hallase la Sierra, hace un escalón gigantesco para descender a la depresión que forma al Val del Corneja, bajada larga y asperísimo que los naturales llaman vulgarmente Bajada de la cumbre. El nombre propio de este contrafuerte de Gredos o cumbre, es monte de la Jura en memoria del juramento que el Conde Fernán González toma a los cabos de sus tropas, de vencer o morir por la fe de Cristo, en la batalla y asalto que iban a dar a Piedrahita entonces en poder de la morisma. Sucedió esto a principios del siglo X, venciendo el conde cristiano y siendo consecuencias de tal victoria liberar, además de Piedrahita, a Ávila y arrojar al enemigo desde estas tierras hasta la ribera del Tajo.
Como contrapartida, el pico mas elevado de Gredos, lleva adscrito el nombre del gran caudillo moro Almanzor que pocos años después de la batalla dicha de la Jura, cruzo estas sierras y extendió su poderío por los reinos cristianos hasta mas allá de lo que desde la alta cumbre puede divisarse.
Para desterrar al moro de estas tierras que utilizaba como ultimo refugio que le guardaba en su boscaje de piornos gigantescos, robledales, pinos y otros arbustos que cubrían el suelo, se apelo al fuego como operación de limpieza. Se incendiaron los pinares, los robledales, toda la tupida vegetación de monte bajo, ardiendo durante varios días toda esta zona que constituye el corazón de la sierra. Imponente y fáustico espectáculo que debió de quedar hondamente grabado en el animo de los comarcanos y que aun se le conoce con el nombre de Quema de la Sierra.
Es quizá en esta época cuando el párroco Castel emplaza al lector en su libro para ubicar el nacimiento del pueblo de Hoyos del Espino y lo hace entre otros muchos matices haciendo alusión a una constante que sin duda en esa época marcaba mas que ahora la vida de los lugareños de esa época, la nieve, y lo hace aludiendo a un elemento natural que era el que obligaba a dejar estas duras tierras en el invierno de aquel entonces sin negarle su consideración mas grande.
Cuenta Castel:
La nieve. Como un sudario húmedo a las rigideces de un cadáver, así se adapta por cerros y hondonadas a las irregularidades de esta tierra muerta... Y creed que si empleo esta comparación, es mas por lo que tiene de plasticidad, que por lo que tiene de tristeza. ¿Es triste la Sierra nevada...? ¿Es alegre...?
Es bella. ¡Ah, la nieve! Como esas hadas de la leyenda que en un momento con su varita de marfil logran trasformaciones prodigiosas, así ella con el marfil de su blancura, cambia en un momento también, el paisaje de ensueño. ... Entonces se comprende, (cuando nieva o ha nevado), que no hay paisaje en la naturaleza con un lujo mayor.
El invierno manda aquí.
Pero un año paso Noviembre, paso Diciembre y enero, y, bajo la nieve que las cubría y las celliscas que las azotaban, las cabañas no cesaron en todo el invierno de humear... Aquellos anónimos ganaderos que, arriesgando su rigor, pasaron aquí el primer invierno, fueron sin duda los fundadores del pueblo”.
Llegamos de esta manera a la época cristiana. En la reconquista y posterior repoblación es posible que el proceso repoblador fuera lento, debido a lo accidentado del medio natural y a que fue impulsado desde ciudades que, como Ávila, se encontraran con escaso excedente demográfico, favoreciendo en el siglo XIII, el nacimiento de pequeñas comunidades de hombres libres que ocupan el valle y que explotan como no el mismo con practicas socio económicas anteriores o introduciendo nuevas técnicas para el mejor aprovechamiento.
El libro de la Montería, escrito por Alfonso XI a mediados del siglo XIV, hace alusión a estas tierras, permitiendo reconstruir el paisaje de Hoyos del Espino, reseñando genéricamente el paisaje de Gredos como el propio de un espacio donde domina la Naturaleza, pero donde también existe ya una importante presencia humana. Los bosques, las matas de pinos, cobijo de osos, jabalís ..., tienen una destacada presencia pero las continuas referencias a labrados, centeneras, dehesas, colmenares, majadas, hornos, molinos, herrerías son pruebas indiscutibles, junto a la densa red de caminos y proliferación de aldeas, de que el territorio se encontraba bastante humanizado o en vías de serlo a mediados del siglo XIV.
Una vez efectuada la reconquista, se establece la adjudicación de estas tierras a los señores de Alba dentro del señorío de Valdecorneja, para recortar el poder a los concejos de Ávila y Plasencia, el interés de la nobleza es tanto por los recursos de la tierra, fundamentalmente pascicolas y forestales, como por el control de las rutas mesteñas organizando el territorio de Gredos en función de esos intereses nobiliarios cuya base económica es fundamentalmente la ganadera y articulando esa organización en base a pueblos importantes que son controlados por las Comunidades de Villa y Tierra a la que se suscribe Hoyos del Espino.
La carreteria provoca la creacion de la mesta de carreteros, reconocida por los Reyes Catolicos; numerosos vecinos de Hoyos se dedicaron a esta actividad, eran carreteros reales. La estructura social empieza a ser compleja pues, aunque el campesinado es mayoritario, la arrieria gana presencia. La calidad de los pinos de Hoyos del Espino hacia que su madera fuera muy apreciada, asi los carreteros cargaban sus carros de madera y la transportaban entre otros sitios a las atarazanas de Sevilla ocupandoles gran parte del año en desempeñar esta actividad. En 1710 el sexmo de la sierra cuenta con 1.000 carretas, propiedad de 300 vecinos, muchos de los cuales eran de Hoyos y siendo esta la primera utilidad que dan a la actual vaca negra, puesto que mucho despues es cuando se empieza a explotar ese ganado para el consumo de carne, llegando a tener Hoyos en el dia de hoy una cabaña ganadera de 2.200 vacas.
Se vive una situacion de prosperidad que se ve quebrada por la crisis de la economia lanera Castellana a finales del XVI y durante el XVII como pone de manifiesto el que a principios del siglo XVIII la poblacion se redujera un 40%.
La ruina textil provoca la sustitucion del ganado ovino por vacuno y con la bonanza ganadera que se produce y de las actividades complementarias relacionadas con molinos, herrerias, serrerias, etc., se supera la crisis que permite una lenta pero progresiva recuperacion demografica que no alcanzara la cota del siglo XVI, carazterizandose este panorama por la desaparicion de la nobleza.
Esta poblacion goza a finales del siglo XVIII de un nivel de vida elevado para el momento historico que vivian, pero en el siglo XIX se producen importantes cambios ligados a la desaparicion de los señorios, la supresion de la mesta y el aislamiento con relacion a las lineas de transporte.
En especial la desamortización, supone un cambio en la estructura de la propiedad que se caracteriza por la abundancia de pequeños propietarios que apenas sufre variaciones en el futuro aunque al no disponer de recursos no pueden participar en la subasta de bienes nacionales. La gran propiedad que se asienta en las dehesas tienen su origen en antiguas posesiones nobiliarias o en la desamortización Civil por la que salen a subasta publica tierras pertenecientes a algunas mancomunidades, desapareciendo anteriores instituciones comunales que habían sido la base de la ganadería durante siglos. Por ultimo, los bienes de propios y comunales no desamortizados, constituidos por pinares, constituirán los montes públicos que administran el estado y los ayuntamientos.
El aumento de población en Hoyos del Espino es tan evidente como en los cercanos pueblos, llegando a tener entre 1786 y 1860 un incremento de población la zona del Alto Gredos del 43,4%.
La tasa de natalidad supera el 30% y permite superar la de mortalidad por las insistentes epidemias, produciéndose una superpoblación en precario equilibrio con los recursos que preludia la emigración de los años anteriores.
Los años de la posguerra acentúan la superpoblación por la tendencia general a la ruralizacion de modo que hacia 1950 se da la máxima presión demográfica que origina incluso problemas de hambre.
Esta situación y la mejora de la situación económica interior y exterior desencadenan una fuerte corriente migratoria en los años 50.
La cabaña ganadera ha iniciado su decadencia por problemas de rentabilidad en las explotaciones familiares.
Es a partir de 1960 cuando la crisis se manifiesta en toda su amplitud por falta de adaptación de unas estructuras de carácter familiar a la nueva situación de la agricultura inmersa en la economía de mercado.
Esta historia que ahora recojo, la cuenta tío Miguel, y la cuenta como historia que escucho a su padre.
En cierta ocasión en la época de desamortización de la sierra, disputaron Navarredonda de Gredos y Hoyos del Espino, parte de la Caña de Mesegoso, por ser linde que separaba un pueblo de otro y que ocasionaba numerosos enfrentamientos entre unos y otros por la invasión de un ganado, bien fuera de Hoyos que se metía en la parte de Navarredonda, bien fuera de Navarredonda que se metía en la parte de Hoyos.Decidieron resolver este pleito con el baile de la jota, el pueblo que más aguantara bailando la jota se quedaría con la parte del otro de la Caña de Mesegoso.
Comenzó el baile y los de Navarredonda, más jarandosos antes se cansaron, los de Hoyos menos azarosos que sus vecinos, apenas moviendo el culo aguantaron más el baile de la jota, ganando de esa forma el pleito, acto que los de Navarredonda aprovecharon para empezar a llamar a los de Hoyos “culones”, hoy todavía se utiliza en ocasiones.
Sin duda alguna, Hoyos del Espino ha sido el pueblo que más ha evolucionado en los últimos tiempos en la adeacuación de sus recursos económicos pasando a ser actualmente un punto de referencia ineludible para disfrutar con Gredos.
Cabe señalar que la Sociedad Gredos Tormes, creada en 1910 para fomentar el turismo en Gredos ha ido calando en la formación de los vecinos de Hoyos del Espino para complementar la actividad reina de toda la vida (la ganadería), con una nueva actividad que les está generando no pocas aportaciones económicas y culturales.
Otro punto relevante que ha influido en el actual Hoyos fue la contrucción de la carretera que lleva a la Plataforma, obra comenzada en 1941 y acabada en 1947.
Hoy, Hoyos del Espino es una localidad que cuenta con la mayor dotación de atenciones al turista, casas rurales, empresas de turismo activo, otros alojamientos varios, desde un camping hasta un hotel, pasando por campamentos de verano, etc... Hoyos es un pueblo en continua expansión y con servicios públicos tan importantes y diversos como un centro de interpretación de la Naturaleza, el punto de control de acceso de vehículos a la Plataforma, centro local de la Cruz Roja, helipuerto, etc...